COLUMNA LOCAL


La joyita que esconden



Carlos Loret de Mola


Casi nadie habla de ella y quienes la conocen prefieren no hacer notorio su valor. Pasa desapercibida, como uno más de esos cientos de órganos del Estado. Y hay una gruesa cortina de humo que contribuye a mantener a esta joyita en una especie de público secreto.

La cortina de humo es la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), entidad poderosa que en los últimos años ha marcado un grado de independencia que no se le había visto antes.

Todo mundo habla de la Corte, de sus 11 ministros, de los plenos, las salas, las ponencias y las resoluciones. Se les corteja y cabildea igual que se les teme, conquista y respeta.

Pero el verdadero poder del Poder Judicial no está en la Suprema Corte. Está en el Consejo de la Judicatura Federal: tiene un presupuesto de 43 mil millones de pesos (10 veces más que la SCJN) y sin mayor escrutinio público, prácticamente sin contrapesos, pone y quita jueces, los sanciona y premia, los cambia de lugar y los sube de puesto.

El Consejo de la Judicatura Federal (CJF) es encabezado por el presidente de la Suprema Corte, que funge de “consejero presidente”. Hay otros seis miembros: tres los designa el Pleno (los 11 ministros, pues) de la Corte, dos los nombra el Senado y uno el Presidente de la República.

Este año, la Suprema Corte cambia de presidente. Se va el ministro Juan Silva Meza. Desde hace semanas los cabildeos están intensos para sucederlo entre los 11 ministros que votan. Los puestos de jueces, titulares de comisiones y consejeros del CJF van a ser moneda para conquistar voluntades.

Sobre todo porque el Consejo de la Judicatura quedará casi completamente renovado en breve:

De entrada, de los siete consejeros, actualmente hay dos sillas vacías. Son los asientos que el Senado debe nombrar y no lo ha hecho. Jorge Moreno Collado concluyó su encargo hace casi año y medio pero en la Cámara alta no han sido capaces de acordar su relevo (por reparto en el Congreso, este espacio le tocaba al PRD, pero entre tribus perredistas no se pusieron de acuerdo sobre a quién postular). Además, el mes pasado dejó su sitio el panista César Jáuregui. Tampoco tiene remplazo (tras la indefinición perredista, PAN y PRI amagaron con repartirse uno y uno, pero tampoco ha sucedido). Son dos de siete.

A finales del presente año vence el asiento que determina el Presidente de la República en la Judicatura, y que hoy ocupa el panista y ex titular de la PGR, Daniel Cabeza de Vaca. Enrique Peña Nieto debe entonces mandar a su elegido. Tres de siete, y contando.

En enero de 2015 habrá nuevo presidente de la Suprema Corte y en automático se convertirá en el nuevo presidente del Consejo. Llevamos cuatro.

Y de los tres que designa el Pleno de la Corte, uno fue nombrado apenas hace dos meses (José Guadalupe Tafoya Hernández) y otro, César Esquinca finaliza el 30 de noviembre de este año. Seis de siete.

La única que no se renueva es la silla que ocupa Manuel Ernesto Saloma Vera, quien fue impulsado desde la Corte y termina su periodo hasta dentro de cuatro años.
Tremenda joyita escondida.



ALGO MÁS QUE PALABRAS



TRANSFORMAR EL PLANETA DESDE EL CORAZÓN HUMANO



Víctor Corcoba Herrero/ Escritor


corcoba@telefonica.net


Con la flor del sol abierta a los horizontes, todo se ve distinto en un mundo global, por muy negro que esté el camino. Tenemos que definir la forma de vida que queremos. Desde luego, no como una carrera de obstáculos en los que se ha convertido la vida en Caracas o en la República Centroafricana, en Oriente Medio o en el mismo continente europeo con los movimientos migratorios. Ciertamente, necesitamos trazar el camino en conjunto. Hemos de reinterpretar la propia existencia de la especie. Hay temas cruciales que debemos resolver con urgencia, como erradicar la pobreza y el hambre, ampliar el acceso a la educación y proteger el medio ambiente, aminorar las desigualdades y practicar la justicia social. No podemos esperar más. La clase adinerada, poderosa ya de por sí, no precisa de la protección de los poderes públicos. Son los débiles y los pobres, ese mundo marginal desheredado del bien colectivo, el que nos requiere de otros gestos más acordes con el peso de su necesidad. Por desdicha, cuánto más indefensos se encuentran, suelen tener menos apoyos y la intervención de la autoridad pública deja mucho que desear.

Los diversos guiones de la realidad ya los conocemos. La cuestión que toca es que hay que transformar el planeta. Para ello, sus moradores tienen que cambiar de música, reinventarse otros lenguajes que acompasen la vida de los seres humanos. La armonía llega por la vía de la conciliación. Hemos de reconciliarnos, primero nosotros con la propia existencia, y después hemos de acercamos unos a otros desde el corazón. Los programas políticos cosechan un lenguaje que aviva la confrontación, en lugar de consensuar posturas y establecer diálogos sinceros. Los autores se han degradado por sí mismos, por su continua ineptitud y mano corrupta, dejándonos un sabor a desilusión que nos desespera aún más. Sálvese el que pueda.


Para empezar no puede haber desarrollo sostenible, perdurable o sustentable, sin regeneración política. Para llevar el timón del mundo se requieren los mejores; los más honestos ciudadanos, los más formados ciudadanos, los más justos ciudadanos, los más libres ciudadanos, los más humanos ciudadanos en definitiva. Se precisa gente que piense globalmente, que no se case con poder alguno, y que active el sacrificio de la responsabilidad y de servicio hasta el extremo de elevarse por encima de sus intereses personales o nacionales. Lo mismo sucede con el cambio climático. Llevamos años anunciando la toma de medidas. Tampoco pasamos de los buenos propósitos. Los poderosos siguen con el mismo afán destructor. El mal se encuentra en las mismas estructuras de poder que aceleran la contaminación, sin importarles nada el futuro. No hemos sido educados en la responsabilidad y mucho menos nos han injertado el sentido del límite. En realidad somos las víctimas de un desarrollo mezquino e insensato que lo destruye todo. Alejémonos de su cantinela, pues. Esconde demasiado dolor su abecedario.


Entiendo, que es la ciudadanía globalizada, hermanada o fraternizada, la que puede cambiar el mundo. Tenemos que responder como una familia. También lo sabemos. Pero nos falta valentía y compromiso por el bienestar de nuestros semejantes. Nos han adoctrinado en el derroche y en el egoísmo más cruel. El verdadero conocimiento y la auténtica libertad se hallan en el corazón de cada ser humano. Son muchos los ruidos que nos impiden escuchar nuestros propios latidos, tantas veces hambrientos de verdad y justicia, para superar los difíciles momentos que vivimos. Sin duda, si nos abriéramos mucho más a esa conciencia de fraternidad, estoy convencido de que todo sería distinto en esta tierra que es de todos y para todos, hoy y mañana, lo que nos exige desarrollar una cultura más auténtica, respetuosa con cualquier vida humana. No sirven las estrategias mundanas, las transformaciones ideológicas, el programa de la especie humana es más innato, más naciente de lo natural, germina en cada uno, es un corazón que siente, una mirada que ve, una voz que escucha, y actúa en consecuencia con lo que tiene.


Me parece que tenemos que aprender a ser ciudadanos de verbo, para saber conjugar la paz, la justicia, los derechos humanos y la dignidad humana, y hemos de hacerlo desde la autenticidad, para todos los tiempos, edades y espacios. El mundo ha de unirse ( y reunirse) alrededor de un bien colectivo, lejos del poder que no implique deber, y también lejano de un pedestal que no implique servir. Es hora de coordinarse más, de abrir la mente a nuevas ideas y de reflexionar sobre cómo podemos cambiar nuestra forma de actuar para abrir las puertas a un porvenir más esperanzador. Indudablemente, necesitamos una honesta gobernanza, que garanticen el estado social y de derecho, con líderes responsables y con conciencia de servicio, capaz de integrar culturas diversas. De modo, que aquellas personas que no cumplan estas condiciones, sean excluidas para siempre. El mundo demanda de gestores con conciencia crítica, con principios, que no suponga la gestión un negocio para sí y los suyos. No olvidemos que los recursos son limitados y han de llegar a toda la especie humana.


Deberíamos garantizar que las personas tengan lo necesario para crecer y prosperar. Uno tiene que ganarse por sí mismo ese bienestar, pero con las mismas circunstancias que otros. Por otra parte, economías basadas en la especulación, difícilmente generan empleos decentes. No podemos esperar más, ha llegado el momento de la acción para ajustar nuestro rumbo a un quehacer más inteligente y menos comercial, con prioridades concretas y objetivos claros. Todos nos merecemos la oportunidad de vivir dignamente. Para ello, hay que poner fin a la desigualdad de oportunidades, al privilegio de los poderosos ante la justicia y a las muchas incoherencias arropadas en el cargo. Por poner un ejemplo reciente, en la Nación española, la ley cada día es más desigual en la medida que cerca de tres millares de políticos gozan del privilegio de ser juzgados por tribunales superiores y responder por escrito. Nada hay más injusto que buscar inmunidad en la justicia. Lo mismo sucede con los prerrogativas de determinados colectivos. Los pobres, sin embargo, solo cosechan desventajas, imparcialidades, daños y olvidos.


Sinceramente, pienso que la mejor manera de hacer bien a los pobres no es darles migajas, sino hacer que puedan vivir dignamente sin recibir nuestros despojos. Así de sencillo. De ahí, la importancia de que el mundo cambie de verdad, pero no desde el mundo pudiente, sino desde ese otro mundo marginal. El día que en verdad se reúnan los líderes de las últimas economías del mundo para reflejar sus preocupaciones en los hogares del todo el mundo, será un signo alentador de reforma para que aumente la rendición de cuentas del alma, pues como dijo Gandhi, "todo lo que se come sin necesidad se roba al estómago de los pobres". Los ricos hablan de crisis, pero son los pobres los que la sufren, lo mismo pasa con las guerras, son los pobres los que mueren. Para transformar todo esto hace falta, sin duda, que el idioma del corazón, que es desinteresado y universal, gobierne de una vez y para siempre. Reconozco que me queda poca esperanza entre mis venas. Bien que lo siento. Pero de las cenizas también se sale.

No todo es público 

 


Guadalupe Morfín


Hace como tres años, una amiga se impacientaba conmigo en una fiesta porque al preguntarme en qué nueva responsabilidad o cargo público andaba, en qué tareas, le respondía: reelaborando la intimidad; cuidando el tercer chacra; atendiendo la vida interior (que no es sólo la que tiene que ver con el aparato digestivo, pero que guarda también relación con la salud de las entrañas). Tuve que traducirle luego, con calma, que todas esas tareas son importantes y que no por ser íntimas dejan de tener sus efectos en lo público.
Una persona tiene el derecho de darse el tiempo para digerir e interpretar los episodios de su vida que la han puesto en las fronteras de lo soportable, en la cumbre o en el abismo, o en ambos mezclados, lo que resulta en una mezcla muy probable e intensa y por la que se emprenden desafíos que ponen a prueba nuestras capacidades y nos hacen tocar límites. La maternidad, un cargo público, la responsabilidad de cuidar de otros, un posgrado, un exilio, una obra, una desventura, un premio inesperado, la invisibilidad, la fama, una relación amorosa. De ese tiempo pausado —ojalá todas y todos pudieran disponer de él o irlo buscando—, depende en parte nuestra salud y la salud de ese entorno donde nos movemos y somos.
¡Ah!, pero nuestra cultura suele valorarnos más por lo que hacemos: la visibilidad, la exposición, lo que tiene micrófono, espejo, pantalla, seguidores o “followers” en las redes sociales. En círculos perversos, caemos en el riesgo de alimentar una imagen tóxica que nos esclaviza, lejos de reinventarnos y mantenernos libres.
Muy poco podemos cuidar de otros, otras, cuando no aprendemos a cuidar de nosotros. Esa es la máxima evangélica: ama, cuida a los demás como te amas o cuidas de ti. En ese cuidado hay una honda responsabilidad asumida que hace posibles relaciones humanas mucho más ricas, nutrientes y en paz que aquellas que surgen de la inhumana prisa, la agotadora tensión, la indómita ira o el venenoso resentimiento.
Estamos todavía bajo el influjo del centenario de Octavio Paz, poeta de cielos vastos, ensayista que nos ayudó a descifrar nuestros enigmas mexicanos, liberal y laico (parece, pero no es pleonasmo), persona polémica y abierta al diálogo, en cuyos textos el amor y la existencia de los otros son como oleadas de una rica dimensión espiritual. Entraremos en pocos días a la Semana Santa de los cristianos. Lo haremos bajo el techo morado de altas jacarandas que recuerdan lo cuaresmeño de nuestra estación de polvo, calores, viento.
Dedico este artículo a mi hermano Carlos (Patacho), ex provincial de los jesuitas, quien ha tenido la sabiduría de respetar sus ciclos de salud, para cuidarse. Un hermano que ha sido un gran guardián de otros, y que lo ha hecho bajo esa preciosa forma de amor que es el sentido del humor, con infinita ternura.




Los conjurados



Arreola, la confabulación continua




Ricardo Sigala


Como todas las expresiones verdaderamente auténticas, la obra de Juan José Arreola se resiste a ser definida pues toda definición es en parte una simplificación. Los adjetivos sobran y los juicios superficiales tienden a protagonizar las páginas de internet. Lo cierto es que la tan variada invención de Arreola va y viene por el mundo con el vigor y la frescura de una obra que aún tiene mucho por decir.

Arreola es en muchos sentidos un maestro del arte combinatoria, los múltiples oficios ejercidos es sólo una muestra de ello: “He sido vendedor ambulante y periodista; mozo de cuerda y cobrador de banco. Impresor, comediante y panadero. Lo que ustedes quieran.” El pueblo lo suele recordar por sus incursiones en la televisión; los editores lo reconocen por su elegancia, pulcritud y ojo selectivo en la publicación de jóvenes autores; los talleres literarios lo consideran como el padre de la versión moderna de los mismos; la literatura mexicana contemporánea no puede ser concebida sin su huella.

Esta versatilidad no está ausente en sus obras literarias, en sus libros caben relatos, obras de teatro, cuentos, minificciones, instantes aforísticos, cartas, bestiarios; asoman las parábolas, las fábulas, la canción popular, los discursos científico y publicitario, el tono erudito, el metafísico, el aura surrealista y fantástica, la omnipresente ironía. Arreola, consciente de su vocación tan diversa, titula su primer libro Varia invención, más tarde optará por el más que sugestivo Confabulario, que connota fantasía, imaginación, pero sobre todo un diálogo, y aún más, deja entrever el acuerdo para emprender un plan generalmente ilícito o por lo menos perturbador del orden establecido.

Para la memoria lectora, más que el autor de Inventario o de Palindroma, Juan José Arreola es el autor de Confabulario. La palabra confabulario se convirtió en su principal seña de identidad. Tras su publicación en 1952, y al margen de las permanentes reediciones hasta nuestros días, en los años sesenta apareció Confabulario total, a principios de los ochenta Arreola concentrará lo más significativo de su obra en Confabulario personal, y más tarde aparecerá Confabulario definitivo en edición de la crítica española Carmen de Mora. El más reciente eslabón de esta cadena es Las mejores confabulaciones a cargo de Vicente Preciado Zacarías, editado por la Universidad de Guadalajara y el Centro Universitario de Ciencias de la Salud.

Ante la considerable cantidad de confabularios uno se preguntará sobre la pertinencia de uno más. ¿Agrega éste algo a los preexistentes? La respuesta es sí, una serie de particularidades lo justifican. Lo primero que hay que destacar es el criterio de la selección: los diez textos que constituyen la antología no obedecen a las preferencias de Vicente Preciado sino a las que Arreola le fue develando en las largas conversaciones que cotidianamente tuvieron a través de los años y que Preciado documentó en Apuntes de Arreola en Zapotlán (2004). Nos encontramos con una especie de decantación, con los documentos literarios que para el maestro Arreola representaron un orgullo íntimo y personal. No se trata de una selección ¨objetiva¨, ni de una antología personal de los textos más citados, más antologados, los más sólidos según la critica, ni ninguna justificación parecida. Se trata de textos con los que el propio Arreola se siente identificado por razones íntimas, textos “ligados en espacio, tiempo y circunstancia a lo más sensible de su ordo amoris personal”, como se lee en el prólogo. Como vemos, el criterio y la cantidad de textos se muestran como un acto de fidelidad a la brevedad arreoliana.

Los diez textos del libro son de distinta naturaleza estética y temática, aparecen tanto textos predecibles como algunos inesperados. Así pues nos encontramos con el inevitable “El guardagujas” y su ruidoso advenimiento de seductor absurdo, de encanto, el texto más famoso de Arreola en el mundo, para algunos una de las obras maestras del cuento contemporáneo. También aparece la fábula social de “El prodigioso miligramo”, con sus importantes dosis de confabulación e ironía. “De balística” que denota una de las pasiones de Arreola: el sutil mecanismo que guardan las máquinas. “El búho” es un ejemplo de los prodigios lingüísticos que guarda el Bestiario, ese laboratorio donde la metáfora explora las posibilidades con que jugaron las vanguardias. “Autrui”, una miniatura en que nos abismamos en el problema del otro. Las fábulas metafísicas de “Pablo”, “El silencio de Dios” y “Starring all people” que se complementan como una trinidad. “Nabónides”, que evidencia la pasión por la escritura, y el tan brevísimo como perturbador “Profilaxis”.

Otro punto a destacar es que el título en cuestión se trata además de una versión anotada, Vicente Preciado, atento lector de esta obra, nos acompaña con una serie de llamados al pie para ilustrarnos con referencias literarias, históricas, posibles interpretaciones y anécdotas. La amplia cultura de Arreola, que para los lectores distraídos pasa desapercibida, se evidencia en estas notas. Algo más, Las mejores confabulaciones es una edición bilingüe. Ha rescatado las traducciones al inglés que G. D. Shade publicara en 1964 con los auspicios de la Universidad de Austin, y que por cierto llevan décadas fuera de circulación. El libro de Preciado Zacarías fue presentado durante la Feria del Libro en Español de Los Angeles en un afán de tentar a los potenciales de habla inglesa.

Las mejores confabulaciones es un libro finamente editado, un objeto amigable a la vista y al tacto que seguramente hubiera dejado satisfecha la pasión bibliófila de Juan José Arreola.






Acerca del placer de pagar impuestos


Sergio Aguirre


Por supuesto que no es un placer, es más bien algo parecido a una tortura. Veamos. En primer lugar están las altas tasas que vino a recetarnos este nuevo Gobierno, situación que contrario a facilitar el crecimiento económico, lo deprime. Luego tenemos unas disposiciones legales que además de señalar hartos trámites, gozan de una pésima calidad en su redacción, lo cual le juega en contra tanto a la autoridad, como al contribuyente. Sigue la existencia de un sistema tributario arcaico que tenemos desde los ochenta donde la responsabilidad de los estados y el Distrito Federal es prácticamente nula en la recaudación de impuestos. Y continúa con una informalidad que aterra (y más a los llamados cautivos). Para terminar en una vetusta doctrina impositiva de urgente actualización para un Estado Constitucional de Derecho.

Pero como ya habrá adivinado el lector, también es una tortura para el Gobierno cobrar impuestos. Todos los defectos del sistema también le pegan a la hacienda pública. Así como los contribuyentes batallamos para entender el sistema, ellos también. Y tal como nosotros eventualmente sufrimos el abuso de autoridades del SAT, ellos sufren los abusos de la evasión.

Pero aparte de la tarea pendiente que tiene el Gobierno federal para llegar a un sistema acorde con el empuje reformador, sirve preguntarse si todo ese esfuerzo, —tanto por cumplir con el pago y demás obligaciones de control, como el recaudar— vale la pena.

Porque por ejemplo ahora tenemos conocimiento de —otro aparte de la Línea 12, Oceanografía, etcétera— robo descarado al presupuesto. Robo que le duele tanto a los funcionarios que se esfuerzan diario por recaudar, como a los contribuyentes que sí pagan y cumplen (si bien a estos últimos les duele mucho más). Se trata de la nómina magisterial. Los datos: 39 mil 222 aviadores, 30 mil 695 comisionados, 113 mil 259 ubicados en “otro centro de trabajo” y 114 mil 998 jubilados, retirados o fallecidos. Vaya, hasta los muertos cobran… y las cantidades hurtadas son de esas que tienen tantos ceros que es difícil concebirlas mentalmente.

Pero hay algo que se puede hacer: firmar la petición que se encuentra en la página http://finalabuso.org/index.aspx

Cuenta con el patrocinio de la organización no gubernamental Mexicanos Primero, una de las más activas, respetadas y escuchadas en materia educativa. Ojalá se anime usted querido lector a firmar. De esta forma y parecidas hay que asirnos para combatir la corrupción y excesos que pueden darle al traste al “momento mexicano”.

BICI PÚBLICA

Por fin se ve cerca la meta. Todo indica que en breve (noviembre) por fin gozaremos de un sistema de bicicletas públicas. Mejorable lo será siempre, pero hay que reconocer a este Gobierno local, que mediante la iniciativa para ponerle nombre (http://ponlenombre.mx/) por fin parece arrancar el principio de lo porque muchos han luchado, y en especial el movimiento ciclista de Guadalajara. Esperemos el resultado.

  



La mujer de Oceanografía



Carlos Loret de Mola


En la escalinata que desciende al restaurante The Palm del hotel Presidente Intercontinental del Distrito Federal se encontraron dos senadores del PRI.

Habían pasado unas cuantas semanas del avionazo en que perdieron la vida el entonces secretario de Gobernación, el panista Juan Camilo Mouriño, y seis personas más.

Mouriño, nacido en España y naturalizado mexicano, tenía un gran amigo campechano entre los senadores priistas y estaba empujando para que se volviera gobernador de la entidad por el PRI, pues el PAN no tenía posibilidades reales de ganar la elección.

Ese senador se llama Alejandro Moreno Cárdenas. Le dicen “Alito”. Él iba bajando las escaleras del hotel cuando se topó de frente con su coordinador de bancada, el senador Manlio Fabio Beltrones.

Alito le dijo que llevaba días pidiendo cita con él, que quería su apoyo para ser el candidato priista al Gobierno de Campeche.

Beltrones, que estaba molesto por el acercamiento del personaje con el entonces Gobierno federal panista a través de Mouriño, le contestó: “Alito, tú fuiste el octavo pasajero en ese avión”. Y siguió su camino.

Alito no fue candidato del PRI. Lo fue el actual gobernador, Fernando Ortega Bernés. El candidato del PAN que perdió esa contienda tuvo un fascinante premio de consolación: Mario Ávila Lizárraga se convirtió, gracias a la intercesión de la familia Mouriño, en el encargado de todos los negocios marítimos de Pemex y manejó un presupuesto de 12 mil millones de dólares al año.

Tan pronto llegó el nuevo gobierno encabezado por el Presidente Enrique Peña Nieto, Ávila Lizárraga fue despedido de su cargo. Alito, convertido ahora en diputado federal por Campeche, cabildeó para que ¡su propio hermano! ocupara la vacante.

Alito no pudo meter a su hermano a Pemex y Mario Ávila es hoy prófugo de la justicia por el escándalo de Oceanografía. El diputado sigue buscando la gubernatura de Campeche que se “juega” el próximo año. El actual mandatario no lo quiere. Por estos episodios, tampoco es bien visto en el Gobierno federal.

Ya se ha publicado que el señor Carlos Mouriño, padre del extinto secretario de Gobernación, fue quien pidió como favor personal que Ávila Lizárraga fuera contratado en Pemex para tan estratégico cargo.

Lo que parece que no se recuerda mucho es que en la primera sesión en la que Ávila fue propuesto para el cargo, el Consejo de Administración de Pemex —con marcada oposición de su entonces director, Juan José Suárez Coppel, y del dirigente sindical, Carlos Romero Deschamps— rechazó contratarlo porque carecía de experiencia (su currículum lo ubicaba como vendedor de coches y delegado estatal de la Sedesol).

Meses después, a la siguiente sesión de Consejo, se presentó la entonces jefa de la Oficina de la Presidencia, Patricia “Paty” Flores Elizondo. Con la representación de Los Pinos presionó hasta conseguir que Ávila fuera nombrado.

SACIAMORBOS

Cuentan que juntó $200 millones de pesos entre empresarios campechanos a quienes prometió negocios porque la familia ya estaba en la paraestatal… y resultó que no.











Los casi-casi



Carlos Loret de Mola


El directivo del PAN Juan Molinar Horcasitas, uno de los políticos más repudiados de México por el caso de la guardería ABC de Sonora, resultó regañado por sus jefes Gustavo Madero y Luis Alberto Villarreal.


A Molinar encomendaron negociar con el PRI y el PRD quiénes serían los consejeros del nuevo Instituto Nacional Electoral (INE). Y lo hizo. Llegó con sus superiores en el partido y les presentó los nombres que acordó con sus rivales:


Lorenzo Córdova como presidente del INE.


Adriana Margarita Favela Herrera, Alfredo Eduardo Ríos Camarena y Ciro Murayama para consejeros durante nueve años.


Marco Antonio Baños, Enrique Andrade y Alejandra Pamela San Martín Ríos y Valles y Benito Nacif para seis años.


Y María Marván Laborde, Arturo Sánchez Gutiérrez y Javier Santiago Castillo con duración de tres años.

Cuando vieron la lista, Madero y Villarreal se le fueron encima a Molinar. Según me revelan fuentes siempre bien informadas, le reprocharon que lo “chamaquearon”:


Le reclamaron que el PRD puso cuatro nombres: Córdova (¡y presidente!), Murayama, San Martín Ríos y Javier Santiago.


Que el PRI también tuvo cuatro con Favela, Ríos Camarena, Baños y Andrade.


Pero que el PAN sólo tenía tres: Sánchez, Nacif y Marván, y que estos dos últimos ni tanto. Y que además, los propuestos por PRD y PRI contaban con más años de duración.


(Feliz privilegio éste de los partidos políticos: ellos negocian y eligen a sus árbitros… ya quisiera el “Piojo” Herrera).


Ante esto, el PAN rompió la negociación para definir a los consejeros del INE. Y de paso también se levantó de la mesa donde se negocia la aprobación de las leyes secundarias de las reformas energética y de telecomunicaciones. Su objetivo: que PRI y PRD no se junten para votar esta lista de nombres.

Así que no deben perder la esperanza Edmundo Jacobo, María de los Ángeles Llanderal, Leticia Catalina Soto, Lourdes Becerra, Francisca Salgado, Irma Méndez, Carlos Ángel González, José Ruiz Saldaña,

Roberto Duque Roquero, Héctor Díaz Santana, Héctor Rivera, José Fernández Santillán, Jesús González Muñoz, Alberto Alonso y Coria, José Reynoso, Jesús Badillo, Horacio Vives, Eduardo Albarrán, Jacinto Silva, Alejandro Delint, Elva Jiménez, Palmira Tapia, Carla Humphrey, Patricio Ballados, Carlos Flores Vargas, Alejandro González Durán, Francisco de Andrea, Beatriz Galindo, María de la Luz Mijangos, Norma Aguilar, Diana Talavera, Ivonne Tapia, Álvaro Arreola Ayala, Pablo Becerra , Luis Medina, Jorge Eduardo Navarrete, Mauricio Collado, Fernando Ojesto y Manuel López Bernal.


SACIAMORBOS


No es poca joya para un partido político controlar el INE. No sólo por lo que tiene que ver con la organización y conteo de las elecciones, sino porque podrían volverse la autoridad en materia de regulación de contenidos en medios de comunicación electrónicos.


Se sabe que hay contactos para que el nuevo Instituto Nacional Electoral se encargue de los monitoreos y calificación de los contenidos comerciales y periodísticos sobre temas políticos y partidistas. Lo subcontrataría el responsable de normar este asunto: el Instituto Federal de Telecomunicaciones.

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